Como cada 6 de noviembre, la Congregación de las Adoratrices conmemora el martirio de 23 de sus hermanas, asesinadas durante la Guerra Civil Española. En esta fecha significativa, la congregación revive su recuerdo como un testimonio de fe y fidelidad que perdura en el tiempo.
La vida en Costanilla de los Ángeles (Madrid) era austera. Con escasos recursos, las hermanas se dedicaban a la adoración perpetua del Santísimo Sacramento. La fe de las hermanas era conocida en el barrio, al igual que sus gestos de bondad.
La comunidad adoratriz fue blanco de sospechas infundadas, lo que desencadenó que estas mujeres fueran injustamente acusadas de haber disparado a un miliciano. Las 23 religiosas quedaron retenidas toda la noche en la “checa” y, aunque no sabemos qué hablaron entre ellas, podemos suponer que la Madre Manuela les daría palabras de ánimo y confianza en Dios. De hecho, durante su permanencia en la casa de Adoratrices, Manuela animaba constantemente a sus compañeras a mantener la fe, destacando el valor del martirio como un acto de amor y lealtad a Cristo. «Ojalá fuéramos dignas del martirio», les decía, inspirándolas a enfrentar su destino con serenidad.
En la madrugada del 10 de noviembre de 1936, un grupo de milicianos las llevó al cementerio del Este, donde fueron fusiladas.
La beatificación
El acto de beatificación de estas mártires en 2007 no solo reconoció el sacrificio de las 23 adoratrices, sino que también destacó su valentía y dedicación. El papa Benedicto XVI presidió la ceremonia, en la que se consolidó su legado de fe y se proclamó que su martirio era «el mejor regalo que el Señor hizo a la Congregación”, tal y como señaló la hermana Antonia Novoa. El sacrificio de las mártires adoratrices, junto al de otros religiosos de la época, permanece como un testimonio de resistencia espiritual frente a la opresión.
Hoy, en memoria de estas mártires, la Congregación de las Adoratrices invita a reflexionar sobre su vida y testimonio. Este día no solo celebra su valentía, sino que también hace un llamamiento a vivir su fe con autenticidad y compromiso, en busca de vocaciones fieles al seguimiento de Cristo. Las palabras y acciones de estas religiosas han dejado marca en la historia de la Congregación, recordando a todos que la fe verdadera y la esperanza pueden iluminar incluso en los tiempos más oscuros.