Violencia de género

Qué opinamos

La Congregación de Religiosas Adoratrices trabaja, desde su fundación en el siglo XIX, ofreciendo alternativas y oportunidades a mujeres que viven diferentes situaciones de exclusión marcadas por la violencia hacia ellas.

La historia de Adoratrices se explica también en clave pedagógica como apuesta por situar a la mujer en el centro de la intervención. Creemos que la evolución de las prácticas debe estar relacionada con el contexto social y político del momento, con las necesidades de las mujeres y con la fidelidad e interpretación del carisma. La historia de la Congregación refleja en buena medida la evolución de la pedagogía y el trabajo social
reciente, alejándose paulatinamente de prácticas de corte más asistencial para reivindicar derechos y trabajar por la igualdad de oportunidades de las mujeres.

Nuestra Congregación de Religiosas Adoratrices se rige bajo el principio de la solidaridad: creemos firmemente en que las mujeres pueden salir de un ciclo violento si tienen un lugar en donde se las acoja, apoye y escuche.

Día a día somos testigos de historias de violencia que han producido dolor y miedo físico y emocional. Así han vivido muchas mujeres con sus hijas e hijos.

Sin embargo, hemos constatado que con el acompañamiento necesario ellas y sus familias pueden salir de la violencia.

Las mujeres acogidas salen adelante, rehacen sus vidas e intentan vivir plenamente. Por eso, estamos convencidas de que es posible erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres.

Qué hacemos

Nuestra intervención se lleva cabo, utilizando como eje nuestra herramienta estrella: el «Plan Educativo Individual”, donde se pretende que estas mujeres adquieran las destrezas adecuadas, con el objetivo de hacerlas resilientes al problema y situación por la que están atravesando, y que reduzcan el peligro de volver a ser víctimas de las situaciones que las han traído a nuestro recurso, en especial de la violencia de género.

El proceso se desarrolla durante toda la estancia de la mujer en la Casa de Acogida, conducido por las profesionales que integran la misma.
El diseño de nuestro trabajo, se ha basado teniendo en cuenta todas las áreas claves para lograr el proceso de recuperación de las mujeres víctimas de violencia, y su paso hacia una vida independiente. Así, desde el enfoque bio-psico-social en que se basa, se actúa sobre la recuperación física y psicológica de la mujer, se le ofrece apoyo en cuestiones relacionadas con su situación legal y económica, de acceso a empleo, vivienda, así como el fomentar su participación social. La interacción entre todas estas áreas es lo que permite que logren una recuperación integral.

Un aspecto clave en este sentido es el ambiente de familia que nos caracteriza, que contribuye de manera fundamental a evitar la institucionalización; además, desde el primer momento todo el trabajo se orienta a la autonomía de la mujer, y el retorno a una vida independiente.

Un criterio que tenemos en cuenta, es la diversidad de las mujeres residentes, que puede llevar a que se presenten situaciones de dificultad añadida. Además de la actuación profesional en red con otras entidades (internas y externas), que nos proporcionan los servicios necesarios para las distintas intervenciones.

Por estas razones, es posible la realización de todo este trabajo para subsanar posibles daños en las mujeres y que éstas puedan recuperar su completa autonomía y recobrar esos derechos que una vez les han sido arrebatados, todo ello encauzado a través de unos objetivos realistas adaptados a sus problemáticas y una metodología propia, la Pedagogía Adoratriz, trabajando cada día para mejorar el nivel y la calidad de vida de las mujeres y sus hijas e hijos.

Trabajamos con una pedagogía que busca que las mujeres puedan dotarse de sentido, y que aspira a que cada una pueda ser la que quiera ser.

Datos Adoratrices

Nº de mujeres atendidas en 2018.

 

308
97
117
85